09/05/2020

PELEAS ENTRE HERMANOS

Uno de los mayores quebraderos de cabeza de los padres estos días, son la peleas entre sus hijos. Al compartir constantemente el mismo espacio, la guerra por el mismo juguete, por la atención de los papás o el simple aburrimiento, generan la chispa para que prenda el conflicto. En realidad, esta riñas son normales ya que como buenos mamíferos, los cachorros pelean, luchan, se persiguen. Forma parte del juego  en el que aprenden a convivir, a conocer hasta dónde pueden ejercer su fuerza y por lo tanto a autorregularse y ver cómo se siente el otro.  Pero esto no siempre se resuelve solo, y en muchas ocasiones los padres deben intervenir.

El primer paso es dejar que ellos dialoguen, que se entiendan y busquen una solución, pero siempre respetando al otro. Si se sobrepasan los límites con agresiones o insultos, el adulto intervendrá desde una posición de calma, sin buscar culpables, porque de lo contrario, generará un incremento de la activación emocional de sus hijos.

Tras la tormenta y cuando ambos estén más calmados, es importante que los padres entendamos cómo se ha sentido cada niño, y podemos enseñarles a expresarle al otro qué ha sentido y por qué ha actuado de esa forma. Daniel Siegel, nos lo explica en el siguiente vídeo:

Cristina Cortés, en una reciente entrevista a la revista Tú mismo expresaba: «Cuando tenemos hermanos, es conveniente contar con espacios comunes, donde se comparten actividades o juegos con los padres, donde se ve una película o una serie que tenga contenidos adecuados para todas las edades. Esto significa que los más mayores tienen en cuenta a los menores. Al mismo tiempo, se propician actividades individuales en espacios distintos, donde los más mayores mantienen su espacio y no son invadidos por los pequeños. De esta forma, se generan oportunidades de aprendizaje social, donde tenemos en cuenta al otro y respetamos las necesidades de cada uno de los miembros de la familia.  Este aprendizaje, se puede realizar desde edades muy tempranas, siempre y cuando los padres tengan la sensibilidad para respetar y atender todas y cada una de las necesidades de los niños o niñas y de los adultos.»