TÚ ME COMPLETAS. EL SER HUMANO SOCIAL
El ser humano es biológicamente ultrasocial.
Somos una especie muy vulnerable. Durante millones de años habitamos el planeta moviéndonos en grupos humanos de 150-200 individuos para poder defendernos de los depredadores y para poder obtener, mediante la cooperación, el alimento necesario para sobrevivir. Cuando un individuo quedaba apartado del grupo, es decir, se producía su muerte social, significaba, indefectiblemente, su muerte física, incapaz de sobrevivir en soledad frente a las amenazas y retos del entorno.
Y más aún. Somos una de las especies más dependientes al nacer. Las crías humanas, los bebés, dependen de sus progenitores durante años, física y emocionalmente.
Todo ello, deja una huella en nosotros que no podemos ignorar. Nuestra esencia es tan social que podríamos afirmar que cada ser humano no se completa si no es en relación con los demás. Que nuestro ser es social, es decir, que SOMOS con los demás y no en soledad.
No se trata de depender de nadie, pero sí se trata de reconocer la interdependencia de todos los seres humanos.
Por tanto, para SER en plenitud, necesitamos de la empatía, necesitamos sentir al otro. Y, como se ha mostrado con la investigación de los mecanismos de la empatía y las neuronas espejo, sentimos al otro reproduciendo en nosotros mismos sus estados. Para SER debemos sentirnos y sentir al otro.
Somos AMOR (¡¿qué sino significa ser social?!), ese es nuestro estado constitutivo, lo que somos. La oscuridad no existe por sí misma, es solo ausencia de luz. El rechazo del otro, la crítica, el juicio … son producto del miedo y la inseguridad.
Hagamos la luz cultivando el AMOR, un amor fraternal, compasivo, que desea el bien para todos los seres humanos. Hagámoslo por altruismo o por egoísmo. Da igual, es lo mismo, porque no hay otro camino a la felicidad que la búsqueda de la felicidad para todos. Es así, está grabado en nuestra naturaleza ultrasocial.
Javier Valls