23/07/2019

EMOCIÓN

Categoría: Adultos

EMOCIÓN

Un estímulo exterior o una idea (recuerdo o proyección) o sensación interna es interpretada por la parte inconsciente de nuestro cerebro de determinada forma. Nuestro cerebro, cuya actividad es en más de un 90 por ciento automática, ordena a nuestro organismo prepararse para afrontar esa situación y llega la emoción. Sea tristeza, ira, amor, asco, miedo, alegría …, emociones, que no son más que activaciones corporales que nos preparan para afrontar una situación determinada. Un mecanismo evolutivo desarrollado durante millones de años para permitirnos reaccionar de forma rápida y eficiente.

Llegados ahí, pueden ocurrir dos cosas. Una, que estemos desconectados y nuestra consciencia, nuestra corteza cerebral, no se entere de la emoción. Mal asunto, porque ésta tendrá su impacto y condicionará, o incluso determinará, nuestra reacción, sin que nos enteremos de nada y creyendo que actuamos racionalmente. O puede ocurrir que estemos conectados con nuestro cuerpo, y entonces la percibamos conscientemente. Y, en ese caso, podemos entrar en un bucle de pensamientos en el que emoción (cuerpo) y sentimiento (mente) se retroalimentan de forma descontrolada, o que nos demos cuenta de que alguien, el testigo, ve la emoción, que yo no soy la emoción, que es un estado no permanente, que no soy iracundo, triste o alegre, si no que eso son emociones pasajeras. Que, por tanto, puedo conscientemente regular mi emoción, no luchar contra ella ni tratar de suprimirla o ignorarla, no, sino verla, aceptarla, acogerla y tomarla en cuenta, porque nos informa sobre nuestra vivencia de la situación.

En esa diferenciación entre el testigo y la emoción, en esa capacidad para inhibir la reacción instintiva, radica el espacio de nuestra libertad, de aquello que nos hace humanos: la capacidad para elegir la respuesta frente a cualquier situación que nos toque vivir.

Vivir disociado de nuestras emociones es vivir ciegos a una parte de nosotros que nos determina, queramos o no creerlo, más que nuestra razón. Vivir continuamente arrastrados por las emociones supone ser esclavos de ellas y no ejercer nuestra libertad.

Sentirse, verse, respirar, regularse, responder: vivir libres.

Javier Valls