Tras tantos días de aislamiento, y cuando esto termine, es probable que muchas personas continúen experimentando respuestas emocionales como dificultades para conciliar el sueño, ansiedad, bajo estado de ánimo…Especialmente en aquellos casos que han podido sufrir la pérdida de un familiar, que se han quedado sin trabajo, o que han vivido la pandemia en primera línea. En estos casos, muchos de ellos van a requerir de un acompañamiento profesional, pero no siempre medicalizado. La medicación puede resultar la opción más rápida, pero a su vez, perpetuar un problema que tiene solución con el apoyo adecuado.
Las emociones que surgen tras un evento de estas características, como el miedo, tienen una función protectora, siendo una respuesta natural ante una posible amenaza. El miedo, la tristeza, la rabia… son respuestas naturales adaptativas, siempre y cuando podamos mantenerlo bajo control. Si nos sobrepasan, la terapia psicológica, puede permitirnos apaciguarlas.
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