En Vitaliza, englobamos dentro del concepto de Psicoterapia del Neurodesarrollo la madurez del niño, desde la etapa prenatal, donde abordamos la Psicología Perinatal, hasta los primeros 6/7 años de vida. Consideramos que esta etapa evolutiva, va a estar condicionada principalmente por el vínculo de apego, y por el desarrollo neurofuncional del cerebro. La conquista de una base segura con los cuidadores y la estimulación sensorial adecuada van a facilitar la organización del sistema nervioso para afrontar las conquistas del crecimiento y los retos de la vida.
Entre las variables que benefician un óptima maduración neurológica, se encuentra la integración e los reflejos primitivos. Para explicarlos, adjuntamos un fragmento del libro «Mírame, Siénteme» de Cristina Cortés:
«Los reflejos primitivos son los movimientos involuntarios, regidos desde el tronco encefálico, con los que viene dotado un bebé. Se desarrollan durante la etapa fetal y el primer año de vida para facilitar su adaptación. Las conductas de apego, están mediadas por ellos también. Dejan de estar activos entre los dos años y medio y los tres, dando paso a los movimientos voluntarios, regidos por los ganglios basales. Durante los primeros meses de vida, el bebé desarrolla un patrón de movimientos específicos de forma espontánea que sustituirán y harán que desaparezcan los reflejos primitivos (Blomberg, 2012)».
Por diferentes causas, como pueden ser temas neurofisiológicos, emocionales, enfermedades graves, metabólicas, etc… podemos encontrarnos con que varios reflejos primitivos queden sin integrar, y para ello, la Terapia de Movimientos Rítmicos (TMR), junto con otros tratamientos, puede ser eficaz.
A continuación, os adjuntamos un artículo e la Dra. María del Mar Ferré Rodríguez, donde se amplia la información sobre la Terapia de Movimientos Rítmicos:
https://www.jorgeferre.com/articulos/patrones-fundamentales-del-desarrollo-neuro-senso-psicomotriz