Los padres y madres somos responsables de fomentar la autonomía de nuestros hijos. A veces nos dejamos llevar por el miedo a lo que les pueda pasar y reaccionamos hipervigilando y controlando su entorno. Esto puede hacer que desarrolle dependencia a nuestra presencia o a no estar solos; a sentir compañía. Cuando van creciendo esta dependencia puede orientarse hacia otros objetos u ocupaciones, en las cuales se sienten seguros, sin querer explorar nada más. Este a veces, es el caso de las pantallas. En ocasiones nuestros hijos desarrollan dependencia a las pantallas como mecanismo para sentirse acompañados, su sensación de seguridad se liga a la presencia ante una pantalla.
Cuando la dependencia a las pantallas ya está instaurada vemos problemas en nuestros hijos. Por ejemplo, se producen ataques de ira cuando se le retira la pantalla, desmotivación por actividades placenteras, reducción de tiempo de calidad con la familia, entre otras. También, al darse un uso excesivo de las pantallas pueden aparecer síntomas como dolores de cabeza, falta de concentración, cansancio, etc. Lo cual afecta a distintas áreas de la vida de nuestros hijos como el ocio y el colegio. Hasta el punto de reducir el rendimiento académico, aumentar el absentismo y el abandono escolar.
¿Qué podemos hacer cuando detectamos que existe una posible dependencia a las pantallas?
Lo primero, buscar ayuda profesional. Tras esto, es conveniente la delimitación clara de límites, de horarios y usos de las pantallas. También, buscar alternativas de ocio no digital, como es la realización de algún deporte en equipo, leer un libro, pasear por la naturaleza, actividades en familia. Para este proceso es importantísimo tener mucha paciencia, asertividad y comprensión. Es decir, mostrar disponibilidad y escucha que hagan que nuestros hijos sientan que nos importa lo que sienten y no busquen compañía en las pantallas. Y es que, asumiendo el mundo tecnológico en el que nos desenvolvemos, tenemos que ayudarles a utilizar las pantallas con responsabilidad, sin que su uso suponga una distracción o un obstáculo para sus obligaciones y su desarrollo.
Desde Vitaliza, os invitamos a leer un caso de una madre que expresa su situación con su hijo que pasaba demasiadas horas frente a una pantalla : ¿Debemos o no debemos controlar el tiempo que pasan nuestros hijos con pantallas? – Madresfera