La vuelta a la escuela este año ha sido diferente. Se ha sustituido la ilusión y la motivación por regresar al aula, por el miedo al contagio y la preocupación por las medidas de la seguridad. Los profesores, al mismo tiempo de educar, deben «vigilar» distancias, mascarillas, realizar desinfecciones, no superar límites marcados para su grupo burbuja y están transmitiendo mensajes como «no le toques» ,»no compartas». La escuela, en lugar de ser un ambiente de disfrute y aprendizaje, puede vivenciarse ahora como un contexto peligroso y donde reina el miedo y el estrés por las medidas.
El cerebro solo aprende en entornos de seguridad y calma, y los niños están palpando y absorbiendo esa atmósfera de ansiedad y tensión. Por ello, empezando por las familias y continuando por la escuela, nuestra labor como adultos es la de transmitir a nuestros hijos y alumnos serenidad, confianza y disfrute, de esta forma podremos acoger su malestar y necesidades.
En el siguiente artículo, publicado en El Mundo, la pedagoga Heike Freire, nos aporta algunas claves para no convertir a la escuela en algo «monstruoso y cruel». Puedes leerlo pinchando en el siguiente enlace: Heike Freire, educadora: «Queremos meter a los niños en una escuela monstruosa y cruel».
También puede interesarte: https://blog.vitaliza.net/pautas-una-vuelta-al-cole-calida/