La situación de aislamiento social que viven nuestros hijos, sin ver a sus amigos, sin tener contacto con otros familiares, percibiendo el estado de alarma que hay en los adultos, también les genera malestar, y cada niño lo puede manifestar de forma diferente.
Unos pueden mostrarse muy activados emocionalmente y con mucho movimiento, otros cansados o sin apetito, algunos buscarán la vía de escape en las pantallas u otros requerirán más atención que nunca, sin separarse de vosotros, por temor a que os pueda pasar algo. Algo común que también puede ocurrir, es que se muestren más irritados o enfadados, especialmente con los papas.
Para poder ayudar a los niños a manejar esos estados emocionales, podemos empezar por entender nosotros como funciona nuestro cerebro. La teoría del cerebro triuno de Mac Lean, agruparía el cerebro en tres sistemas conocidos como cerebro reptiliano (encargado de funciones de supervivencia), cerebro límbico (el cerebro mamífero, considerado el centro de las emociones) y el cerebro racional (donde al activarlo nos permite reflexionar, razonar y darnos cuenta de las cosas entre otras). Todos están conectados entre ellos, pero al mismo tiempo funcionan de forma agrupada. Para que lo entiendan nuestros hijos, os dejamos un vídeo que adjuntamos en este link, y conforme los van viendo les explicamos los tres cerebros:
EL CEREBRO COCODRILO (cerebro reptiliano)
Podemos decirles, que cuando activamos o encendemos el cerebro cocodrilo ante el miedo o la amenaza, podemos saltar a morder como estos reptiles, gritando, enfadándonos mucho e incluso llegando a hacer daño a los demás.
El Cerebro Cachorro (Cerebro límbico)
Si les contamos, que al activar este cerebro, tendemos a ser como los cachorritos de león, juguetones, cariñosos y que nos ayuda a ver cómo me siento y se sienten los demás, les permitirá darse cuenta de sus emociones y de las de los otros y poder expresarlas mejor.
El cerebro Mono (Cerebro racional)
Explicarles, que el mono es la parte del cerebro que nos permite darnos cuenta de las cosas, parar y pensar antes de actuar, nos ayudará a potenciar una mayor autoconciencia y autorregulación.
Los papas también activamos muchas veces nuestro cerebro cocodrilo, y es posible que en la situación de alarma actual pueda darse más a menudo, ante cualquier conducta de nuestros hijos. Mantenernos nosotros en ese cerebro Cachorro, mamífero, viendo lo que hay detrás de esa rabieta de mi hijo (“tengo miedo”, “echo de menos a los abuelos”, “no me sale la tarea”), haciéndoles saber que estamos disponibles, cercanos, sin negarles, ni evitar sus sentimientos. Explicándoles que es normal que se sientan así, conectando con su enfado, tristeza o miedo y acompañándoles en su emoción con nuestra presencia y cariño Todo ello, puede ayudar a que ellos activen su cerebro cachorro y mono al mismo tiempo, consiguiendo su regulación gracias a nuestro estado de calma y conexión. Si sosegamos nuestro cocodrilo, calmaremos el suyo.
VIDEO «EL CEREBRO COCODRILO»