Javier Valls nos cuenta en esta colaboración con el blog de Vitaliza su experiencia y reflexiones en la práctica del Mindfulness.
¡Gracias Javier por compartir con nosotros y nosotras!
Nuestra mente renace, momento a momento
La ciencia ha demostrado que, desde el punto de vista evolutivo, primero fue el cuerpo, y el cerebro, y su producto la mente, llegaron después para servir a la supervivencia y reproducción de ese cuerpo. Y también que son las emociones y los automatismos quienes toman casi todas nuestras decisiones y dirigen nuestras respuestas.
Los sentidos del cuerpo perciben la realidad, “lo que es”. Es la mente, acorde a sus inclinaciones derivadas de su genética y su historia, la que entra en el juicio que nos esclaviza: me gusta o me disgusta, sean personas, situaciones, resultados. Y ahí ya estamos en el apego, que no nos permite disfrutar de lo bello del presente por el temor a perderlo; o en la resistencia y el rechazo, que nos provoca el sufrimiento frente a aquello que nuestra mente dice que debemos evitar a toda costa. Juzgando cada momento no según lo que es, si no según nuestras experiencias pasadas o según las expectativas y deseos para el futuro, y proyectarse en el futuro no deja de tener la perversa simiente de señalar que aún no podemos ser felices, porque nos falta esto o lo otro y, entonces, cuando lo alcancemos, sí seremos felices.
El mindfulness nos puede ayudar a escuchar nuestras sensaciones corporales, a percibir “lo que es”, a ver la inclinación de nuestra mente, cómo opera juzgando, apegándose, resistiéndose, no aceptando, y también nos puede permitir cultivar, entrenar en la meditación, las emociones positivas, y a elegir la respuesta sabia en lugar de la reacción vieja y automática.
El bienestar será el resultado de aceptar “lo que es”, de integrar las emociones y situaciones más positivas y más dolorosas, porque estas últimas son inevitables y forman parte de la vida, de aceptar y aceptarnos y de la práctica del amor, cuya naturaleza es, simplemente, desear ser felices y contribuir a la felicidad de los demás.
Javier Valls