¿Qué papel juega la resiliencia a lo largo del proceso psicoterapéutico? ¿Cómo potenciarla?
El concepto de resiliencia es viejo como el tiempo, y tiene que ver con la capacidad que tiene un material, persona o ecosistema de volver a su estado inicial (del latin “resilio” – “volver”).
John Bowlby fue el primero en hablar de resiliencia en los años ochenta, aunque fue Boris Cyrulnik quien popularizó el término en su libro Los patitos feos: resiliencia. Una infancia infeliz no determina la vida.
En la naturaleza, resiliencia sería la capacidad de un ecosistema de recuperar y volver a su equilibrio anterior después de una catástrofe. En física seria sería la capacidad de un objeto de recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo.
En psicología, la resiliencia es la capacidad como seres humanos para adaptarnos positivamente a las situaciones adversas. Dicho vulgarmente, sería lo más parecido a “entereza”, superar algo adverso y salir fortalecido.
Desde la neurociencia se entiende que las personas resilientes tendrían mayor equilibrio emocional frente a situaciones de estrés, con una mayor capacidad de soportar la presión. Esto proporciona una mayor sensación de control frente a cualquier contingencia y una mayor capacidad de afrontar retos.
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