Mi corazón late estremecido, mi respiración se agita trastornada, un puño clavado en mi pecho, cada célula de mi cuerpo me exige que huya. Que huya ¡YA!...
Es normal que en estos días, los miedos de los niños se acrecienten. Aunque ellos no lo expresen con palabras, perciben el estado emocional de alarma de los...