Muchos padres llegan a consulta, sin fuerzas y desesperados por la conducta que tiene sus hij@s. Algunos pegan, otros insultan, pasan de todo, o parece que están sordos porque hacen caso omiso. En ocasiones, algunos nin@s, son excelentes en conducta fuera del entrono familiar, y cuando llegan a casa, se transforman.
Una de las primeras cosas que hay que hacer para poder ayudar a nuestros hij@s es COMPRENDER qué hay debajo de esa conducta. Para ello, fijaros bien en la imagen del iceberg. Lo que se ve es la parte que está en la superficie, las conductas disruptivas, pero lo que tenemos que observar es lo que esconde bajo el agua. Muchos de nuestros hij@s han desarrollado las estrategias de agredir física o verbalmente al otro, pasar de todo o amenazar, como un recurso que han desarrollado para manejar el malestar que les genera que no les hagan caso, o que atiendan más a su hermano, que estemos siempre trabajando, que no escuchemos su opinión, que tienen miedo, que necesitan cariño,….
Si actuamos sobre la conducta, castigando, gritando, expresando nuestra decepción…la conducta es probable que siga manteniéndose. Si por el contrario, CONECTAMOS con lo que están viviendo, les expresamos que les entendemos y CUBRIMOS SU NECESIDAD atendiéndoles, dedicando más tiempo a estar con ellos, ofreciéndoles cariño y comprensión, ayudará a apaciguar su malestar y que la conducta se diluya.