02/05/2017

Ser Padres entrevista a Cristina Cortés: el apego como aliado para solventar problemas y crisis del niño.

«Las primeras experiencias de apego de una persona preparan el camino para todas las relaciones futuras»

Hablamos con Cristina Cortés sobre su libro ‘Mírame, siénteme. Estrategias para la reparación del apego en niños mediante EMDR’. Un libro que habla sobre la importancia del apego y del tipo de relación que los padres establecen con sus hijos no solo para facilitar su desarrollo, sino como aliado para solventar problemas y crisis del niño.

Mírame, siénteme desarrolla el concepto del apego y su importancia a lo largo de ocho capítulos con un hilo conductor común, el desarrollo de Eneko desde su gestación hasta los siete años. A través de este protagonista tenemos la oportunidad de descubrir cómo se alcanza y conquista un apego seguro. A lo largo del libro se explican los fundamentos y evidencias del apego y la importancia de las primeras relaciones interpersonales para llegar a ser quienes somos.

Además, y a través de los casos prácticos, se evidencia cómo la terapia EMDR ayuda a fortalecer y reparar la relación, así como a fortalecer el vínculo, entre padres e hijos y los ayuda a reparar y regular el apego.

¿A qué hacen referencia las siglas EMDR?

EMDR son las siglas en ingles de EYE MOVEMENT DESENSITIZATION AND REPROCESSING,  en castellano «Desensibilización y Reprocesamiento mediante los Movimientos Oculares».  El abordaje terapéutico y su metodología se diferencian de otras formas de psicoterapia.  El procedimiento consta de 8 fases y puede ser utilizado para reducir diferentes  síntomas, o para tratar cuadros clínico completos.

¿Cómo funciona esta técnica?

Desde el enfoque terapéutico de EMDR  se considera que las experiencias traumáticas generan una perturbación elevada que no somos capaces de integrar y que los recuerdos de dichas  experiencias traumáticas quedan almacenados disfuncionalmente en la memoria, contribuyendo al desarrollo de los síntomas o trastornos que podemos presentar en el presente.

En EMDR nos centramos en esas experiencias previas que han ido generando una serie de defensas y síntomas  que sufrimos en el presente. Una vez llegamos a las memorias fuente, mediante la estimulación bilateral  (movimientos oculares o tapping) se busca activar el sistema de procesamiento adaptivo de la información para llegar a integrar de forma saludable la experiencia traumática. En la medida en que se vayan integrando esas memorias con el trabajo terapéutico, se irá produciendo una reducción de la sintomatología actual.

¿Esta técnica no se utiliza para tratar el estrés postraumático?

El EMDR es un enfoque terapéutico desarrollado inicialmente por Francine Shapiro para reducir los síntomas asociados con el trastorno de estrés post-traumático (TEPT).  En 2013 es reconocida por la OMS como una terapia para intervención en estrés postraumático.

Desde el inicio de su aplicación en contextos clínicos, los terapeutas han observado mejorías que van más allá de los síntomas manifiestos del TEPT. Por lo tanto, los beneficios de EMDR no se centran únicamente en la mejoría de los  síntomas de TEPT, sino en una mejoría general en el funcionamiento de la vida cotidiana.

¿Cómo se llega a desarrollar esta técnica para tratar algo tan intimo y emocional como el apego?

De acuerdo a Bowlby, creador de la teoría del apego: las primeras experiencias de apego de un individuo preparan el camino para todas las relaciones futuras. La percepción de seguridad alcanzada en la infancia determina nuestras expectativas de futuro, así como la confianza que un día depositemos o no en los demás.  En la misma línea, EMDR indaga en nuestro pasado intentando revelar en qué momento o momentos aprendimos a funcionar de forma no saludable.

Las experiencias de apego están relacionado con todo nuestro mundo relacional.  Estas experiencias están en la base de  nuestras repuestas en situaciones de trauma externo, tales  como catástrofes, guerras, abusos o cualquier tipo de situación extrema. En última instancia, tal como enfatiza EMDR, toda experiencia está constituida por recuerdos, imágenes, emociones, sensaciones y creencias.

Y en este sentido, no hay nada más atemorizante que un progenitor, o un cuidador que aterrorice al bebé/niño.

El cortisol y el estrés son dos conceptos que asociamos normalmente a adultos, ¿ en qué medida afectan a los niños?

Si nos imaginamos una madre gestante saludable que se cuida en el embarazo, la primera situación estresante del bebé recién nacido será en el parto, en su nacimiento.

Las hormonas del estrés, entre ellas el cortisol,  son unas aliadas en el trabajo del parto, energetizan y activan los sistemas internos en momentos que estos requieren de muchos recursos, y el parto es uno de ellos. Esta activación generada por las hormonas del estrés va a permitir y favorecer que el bebé muestre interés por su madre y se vincule a ella nada más nacer.

Y ambos, cortisol  estrés volverán a aparecer en escena, siempre que una situación requiera recursos extras. En el caso de un bebé o niño cualquier objetivo se puede convertir en una epopeya si no hay un cuidador sintónico que satisface sus necesidades.

¿En torno a qué situaciones pueden verse afectados por esto?

Las catecolaminas, el cortisol como cualquier otra hormona son buenas y necesarias. El problema surge si una demanda o necesidad infantil no se cubre y el bebé o niña se mantienen en un estado de sobreactivación de forma prolongada.

¿Podemos identificarlo de alguna manera con alguna pauta?

Lo que más estresa a un bebé  y a un niño (como ocurre con un adulto, salvo que este  habrá desarrollado ya mecanismos de defensa para protegerse) es no ser visto por sus padres, por sus cuidadores. Que sus padres no sintonicen con sus necesidades físicas y emocionales. Estas últimas muchas veces no son atendidas, en el ajetreo del día a día pasan inadvertidas.

¿Qué consideras pegamento emocional y que diferencia hay con el apego?

Pegamento emocional es utilizado por el psicólogo ingles  Bruce Perry como sinónimo de apego. A mi parecer, es una bonita forma de definir esa necesidad de apegarse del recién nacido para sobrevivir.

En el libro hablas de los ingredientes básicos para un apego seguro: colaboración, dialogo reflexivo, reparación, narración coherente y comunicación emocional. ¿Cuál es tu parecer el más importante de estos ingredientes?

Las investigaciones sobre el apego enfatizan la importancia de la reparación como la característica fundamental que comparten los padres que proporcionan un apego seguro a sus hijos.

La característica predomínate de los padres que proporcionan un apego seguro es la reparación. La reparación es la capacidad de los padres de volver a sintonizar cuando se ha roto la conexión. La ruptura de la sintonía es inevitable  y ser capaz de reparar y volver a sintonizar con tu hijo proporciona al niño/a  la experiencia de que «ocurra lo que ocurra, todo se puede solucionar», «no tiene por qué ser perfecto». La repetición de estas experiencias va generando la percepción de que el mundo es seguro, y de que yo puedo sentirme seguro, aceptado y amado, pase lo que pase.

¿Se puede generar apego seguro si falta alguno de estos ingredientes?

Las investigaciones sobre apego recogen estas 5 características como básicas para proporcionar un apego seguro. La combinación de estas 5 características van a proporcionar la experiencia de continuidad en nuestra historia, la aceptación de todos mis estados, los buenos y los malos, y sobre todo la experiencia de sentirme sentido, lo cual proporciona seguridad, valía y confianza en los demás.

En los apegos inseguros, alguna de estas característica falta en mayor o menor grado. La conquista del apego seguro podemos considerarla un continuo.

¿Qué es el apego evitativo?

La clasificación de los tipos de apego, arroja 4 tipos de apego. Entre los apegos inseguros, aquellos en los que el  niño no llega a alcanzar  la percepción de seguridad plena con sus figuras de apego, tenemos el apego evitativo. Este se caracteriza por la dificultad de los cuidadores para atender las emociones, las suyas propias y las de los demás, en este caso las del niño/a,  dificultad que ellos mismos igualmente experimentaron con sus padres. A las figuras de apego evitativas les cuesta mantenerse conectadas con las emociones porque les generan malestar, en su infancia no aprendieron a tolerarlas, y desarrollaron la estrategia de separarse de ellas. Se centran mucho más en las acciones y en los triunfos que en las emociones y así sus hijos aprenden que para maximizar la atención de sus padres, tienen que centrarse en la acción, en los resultados, en tareas como deportes, exámenes, notas, etc., pero no en las emociones y el malestar que estas generan.

¿Cómo podemos identificar que lo pasa ahora tiene una raíz profunda?

La forma que tenemos de lidiar con el malestar la hemos aprendido en el seno de las relaciones familiares. Es decir, la capacidad de calmar el malestar y de regular el estrés se aprende en la interacción con las figuras de apego.

Si nos centramos en una situación cotidiana del presente que nos resulta incómoda, o perturbadora e intentamos trasladarnos lo más atrás posible en el tiempo, seguramente acercarnos a las experiencias que están evocando nuestro dolor ahora.

¿Necesariamente es indispensable una ayuda terapéutica guiada o por el contrario podemos poner solución con la ayuda de la información y las propias emociones?

Todo depende de las experiencias que hayamos tenido y de los recursos que hayamos desarrollado, de cuan a gusto nos sintamos en nuestra propia piel, independientemente del color de la misma.  De hecho, cuando las cosas van mal, las cualidades que proporciona un apego seguro son una enorme ventaja, son un «superpoder» para el niño/a  cuando surgen los problemas. Así nos lo muestra  Eneko, el protagonista de «Mírame, siénteme» con el que arrancamos cada capítulo, al descubrir que tiene el poder de calmarse  cuando algo «terrible» le sucede, y le dice a su madre, que es ella quien le ha dado ese «superpoder»!.

Un bonito ejemplo de la capacidad de recuperarse ante la adversidad lo encontramos en la película «La vida es bella», donde el niño protagonista es vacunado por su padre para resistir hasta en un campo de concentración nazi.

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Alguna de las experiencias que cuentas en el libro son muy duras, ¿ Alguna de las que te sientas especialmente orgullosa por sus resultados?

En realidad cada vez que tengo la fortuna de acompañar a un niño o niña junto a su familia en la recuperación del equilibrio que en algún momento han perdido me siento más comprometida con mi trabajo.

Cuando unos padres comprenden que son ellos los que cambiando o mejorando su forma de relacionarse con sus hijo o hija pueden ayudarle a superar su dificultades, me siento realmente satisfecha; puesto que en esos casos tengo claro, que no importa lo que le suceda en un futuro a esa niño o niña, sus padres van a ser sus mejores terapeutas y sus mejores aliados.

Entrevista publicada por  en serpadres.es