Desde Vitaliza nos congratulamos del éxito de la I Jornada de Apego celebrada en Pamplona el pasado sábado 26 de mayo.
Alrededor de 100 profesionales sanitarios, psicólogos, psiquiatras, educadores sociales, miembros de distintos departamentos de bienestar social y familias en general nos acompañaron es este precioso evento en torno al apego y su importancia en nuestro desarrollo como seres humanos.
Estas primeras jornadas no son sino el inicio de una cadena de encuentros, esperamos que igualmente exitosos, con el apego con hilo conductor. Intentaremos profundizar entre todos en la importancia de las primeras relaciones afectivas con las figuras de apego y cómo estas modelan nuestra personalidad y expectativas futuras.
El apego ya no es una intuición clínica sino una evidencia empírica avalada por innumerables investigaciones que todavía no ha calado como debe en la sociedad y en los poderes públicos. De ahí el empeño de Vitaliza en potenciar y difundir este conocimiento.
En esta ocasión nos centramos en la noción de vínculo y seguridad. Vínculo y seguridad se entremezclan siendo la base de la mayoría de las dificultades que vivimos en nuestro desarrollo y como adultos.
Para ello hemos contado con la presencia de cinco expertos de altura como Ibone Olza, Javier Elcarte, María Arenzana, Cristina Cortés y José Luis Gonzalo, con los que hemos aprendido recursos y estrategias para potenciar y propiciar una relación segura con nuestros hijos y cómo sanar nuestras propias heridas de apego que condicionan nuestro día a día.
A través las diferentes ponencias abordamos los fundamentos y evidencias que explican el apego.
Comenzamos desde el parto, con Ibone Olza, quien en una exposición extraordinaria y plagada de referencias a lo último investigación en el campo, nos dejó bien claro que “tal como somos paridos, seremos después”, demostrando desde la psicología perinatal la importancia del embarazo, parto y primeras horas y meses post parto en la configuración de lo que seremos después como adultos.
Javier Elcarte nos dejó impactados con una exposición llena de ejemplos de vida donde nos detalló la conformación de nuestra personalidad (yo) a partir de nuestro carácter biológico (genética), nuestro tipo de apego (vínculo establecido con nuestros progenitores) y eventos traumáticos lejanos (infancia, adolescencia). Y cómo es este “yo” el que va a hacer frente a la realidad en la edad adulta, incluyendo los eventos traumáticos recientes que esta le pueda deparar. Cuando este “yo” se ve desbordado y se rompe, hablamos de patología y nos planteamos la ayuda psicológica.
María Arenzana culminó la primera parte de la jornada pasando a la acción con un magnífico taller práctico, donde subrayó la importancia del porteo como herramienta para fortalecer el apego. Gracias a la colaboración de Amatriuska, centro especializado en portabebés y crianza, que ella misma dirige, tuvimos la fortuna de conocer en detalle diferentes soluciones y dispositivos de porteo.
Cristina Cortés en otra fantástica exposición nos desgranó los distintos tipos de apego y su configuración en nuestra primera infancia, en función del vínculo que se haya producido entre el niño/a y sus cuidadores y cómo esto influye posteriormente en nuestra edad adulta a la hora de afrontar la vida en general y nuestras relaciones interpersonales en particular.
Finalmente José Luis Gonzalo nos deleitó con una magnífica charla acerca de la resiliencia. Destacando la figura del tutor de resiliencia, esa persona o figura que aparece en nuestra vida cuando menos lo esperamos y que hace que podamos superar e incluso sacar partido a nuestro sufrimiento. Traumas y heridas que están en el fondo de nuestra psique, se convierten en una oportunidad si en un momento dado somos vistos, aceptados y comprendidos por alguien de nuestro entorno.
En definitiva, una experiencia riquísima, que culminó con una mesa redonda muy jugosa y que nos dejó a todos un magnífico sabor de boca y ganas de repetir.
¡Muchas gracias a todos y todas las asistentes!