15/02/2018

Tu amígdala y su papel en todas las formas de ansiedad

Categoría: Adultos

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¿Qué es tu amígdala?

Es común pensar que solo tenemos una, aunque en realidad tenemos dos, y generalmente nos referimos a ellas en singular: la amígdala. La amígdala es parte del sistema límbico. Podríamos escribir un artículo más detallado sobre el sistema límbico, pero por ahora lo explicaremos en términos de lo que es importante que sepas para comprender tu amígdala y la ansiedad.

El sistema límbico ayuda con las emociones, la memoria y tus reacciones de supervivencia instintivas. Por ejemplo, si nunca viste una avispa antes y de repente te pican, recordarás esto para el futuro con la esperanza de evitar que te piquen de nuevo.

Hay diferentes partes del sistema límbico, pero en esta visión general rápida, nos centraremos en dos; la amígdala y el hipocampo.

Para el propósito de este artículo, todo lo que necesitas saber en este momento es que la amígdala es responsable de las emociones y el hipocampo ayuda con la formación de nuevos recuerdos y las emociones que se relacionan con ellos.

Usando el anterior ejemplo de la avispa, tu amígdala puede sentir el miedo y el dolor de la picadura, y tu hipocampo puede ayudar a ver la avispa, junto con el dolor y el miedo para ser codificado en un recuerdo.

Esto es realmente útil porque la próxima vez que veas una avispa o algo similar a una avispa, la imagen se combinará con «cosas que te pueden hacer daño» en la memoria y sentirás suficiente miedo para evitar la avispa.

 

¿Qué hace tu amígdala?

Para hacerte una idea rápida de lo que hace tu amígdala, puede ser útil pensar en ella como algo capaz de recibir estímulos de tu entorno externo, a través de tus sentidos.

Por ejemplo, cuando vemos algo con el rabillo del ojo y no tenemos la suficiente precisión de saber lo que estamos observando, esta imagen se emparejará rápidamente con cosas similares almacenadas en la memoria. Podría ser algo que podría dañarte, y tu amígdala te dará la respuesta emocional apropiada. Tu amígdala podrá ayudarte a sentir miedo y  te preparará para el peligro poniendo en alerta a tu sistema nervioso autónomo.

Una vez que te das cuenta de que fue un error, que era solo un pequeño gatito, tu cuerpo se calmará nuevamente. Este ejemplo es muy importante en términos de la ansiedad.

 

El papel de la amígdala en la ansiedad

Si consideras el ejemplo anterior, puedes ver que es posible sentir miedo a pesar de que el estímulo que activa esta emoción resulta ser un gatito. Esto sucede automáticamente, ya que es mejor prepararte para el peligro en lugar de arriesgarte. En el ejemplo, si piensas en el momento exacto en que tu percepción te ofrece la información de que lo que estás viendo «tiene cuatro patas», esta información puede compararse rápidamente en tu cerebro con cosas similares que podrían causar peligro, ¡podría ser un oso!.

Al comienzo de este artículo, mencionamos que la amígdala y el hipocampo pueden funcionar juntos. Si tienes una fuerte reacción emocional ante algo, como cuando te pica una avispa, es más probable que se almacene en la memoria a largo plazo como algo que puede dañarte y puede provocar una reacción de miedo si pasa a tu lado una mosca.

  • Sientes ansiedad, ya que es algo que está volando, las avispas pueden volar
  • Hace un zumbido similar a una avispa
  • Obtienes una respuesta ansiosa y te preparas para algo que ya te ha hecho daño en el pasado.

Un punto importante a tener en cuenta en el ejemplo de la avispa es que, si te han picado antes, esto habrá provocado una reacción emocional muy fuerte. Mientras más fuerte sea la reacción emocional, es más probable que se almacene en tu cerebro como algo que puede hacerte daño.

Si tienes un ataque de pánico en una tienda en particular, esto te dará una reacción emocional muy fuerte y tu cerebro tomará nota. Podría hacer coincidir la tienda en la memoria a largo plazo como algo que es peligroso para ti. Esto significa que la próxima vez que estés en la tienda, o en una tienda que sea similar, puedes experimentar ansiedad automáticamente.

 

¿Por qué?

  • El ataque de pánico original resulta en emociones fuertes, como miedo, terror, incapacidad para respirar
  • Tu hipocampo toma nota y recuerda esto por ti, si encuentras algo similar en el futuro

Si te sucede esto, los modelos tradicionales de terapia que se enfocan en tus procesos de pensamiento pueden pasar por alto el pánico automático que sientes al acercarte a la tienda.

No tienes que experimentar ataques de pánico para que esto ocurra. Si te sientes nervioso o ansioso, por ejemplo, en situaciones de trabajo, el siguiente ejemplo puede ayudarte a comprender esto.

Es posible que hayas tenido un «incidente» con tu jefe y hayas sentido latir tu corazón, incluso se ha sonrojado tu cara. Si tu reacción emocional fue lo suficientemente fuerte, esto puede emparejarse con tu jefe y almacenarse en la memoria para prepararte para la próxima vez. Entonces, la próxima vez que veas a tu jefe, o alguien similar, automáticamente puedes sentir ansiedad.

Si te reconoces a ti mismo en los ejemplos anteriores, es posible que la terapia que se centró únicamente en tus procesos de pensamiento no te haya ayudado a concentrarte más en la ansiedad anticipatoria. Esto se debe a que tu ansiedad puede ser más automática, casi instintiva, y en este caso necesitas comprender tu cerebro y aprender a calmar tu amígdala.

¡Será útil para ti entender cómo tu cerebro te recuerda que estés ansioso!

Necesitas desaprender algunas reacciones automáticas y volver a entrenar tu cerebro para estar tranquilo en situaciones que no te causarán ningún daño.

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